sábado, 8 de septiembre de 2007

DENETHOR Y THÉODEN, la decadencia y la desesperaciónTolkien, dicho por el actor John Noble que interpreta a Denethor en la trilogía cinematográfica, “vivió en un mundo paralizado por dos grandes guerras mundiales y una depresión, donde su visión del mundo (el imperio británico) se estaba desmoronando, y en el que se empezaba a mostrar a la iglesia como un engaño, un mundo en el que la gente había derribado muchos de los pilares de la “civilización”, y trataba penosamente de encontrarle un significado”. Prosigue diciendo algo sobre su personaje, “estudios de numerosos líderes muestran que, bajo coacciones, o bien se elevan en la grandeza, o bien se convierten en codiciosos, paranoicos o en monstruos irracionales… Denethor es como un hombre que dice, dadme la bomba atómica y nunca la utilizaré… a no ser que deba hacerlo,… que es consciente de la situación política si bien es muy pesimista y de alguna manera, le dice a Gandalf que contra el poder que se levanta desde el este, no hay victoria, algo extrañamente profético…”. Algo así ocurre con los dos grandes líderes del mundo de los Hombres en la trilogía, tanto para Denethor como para Théoden; primero veremos qué hacen en la trilogía y después los analizaremos.

Denethor fue el último de los Senescales Regentes cuando el poder y la amenaza de Mordor eran ya evidentes, un gobernador orgulloso y amargado, a la par que entregado por su pueblo y sabio. Su padre confió más en Gandalf y Aragorn que no en él mismo; se casó y enviudó rápidamente; y tuvo dos hijos de los que prefirió al mayor, Boromir. El orgullo y la necesidad de obtener información sobre el Enemigo llevaron a Denethor a cometer la temeridad de mirar en la Palantir que se guardaba en la Torre Blanca, proporcionándole grandes conocimientos pero también debilitándolo y envejeciéndolo prematuramente. Además, Denethor no comprendió que su voluntad no podía ganar a la de Sauron, y al final la Palantir sólo mostró al Senescal lo que el Maia quería: esto es, las enormes fuerzas de Mordor, el Mediano preso por los orcos… y otras imágenes semejantes que minaron la confianza y destruyeron cualquier esperanza de victoria de Denethor. Durante la Guerra del Anillo, la pérdida de Boromir le afectó enormemente, y si ya por entonces no estaba loco, la grave herida que sufrió Faramir en el sitio a Minas Tirith le hizo perder la razón por completo queriendo inmolarse junto a su hijo (todavía vivo).

Finalmente, acaba muriendo en la pira entendiendo que su hijo está vivo (y a salvo por Gandalf y Beregond), en un último momento de sensatez, llevándose consigo la Palantir. Por otro lado, Théoden es el decimoséptimo rey de Rohan que comenzó su reinado bien pero que por las argucias de Grima, su consejero pero a la vez siervo de Saruman, fue debilitado hasta el punto de no poder levantarse del trono. Por suerte, fue curado por Gandalf y dirigió el ejército en Cuernavilla y acudió en ayuda del Rey de Gondor cuando le envió la flecha roja. Lideró a los Rohirrim en la Batalla de los Campos del Pelennor, donde muere aplastado por su caballo espantado por la bestia alada del Rey Brujo. Durante la Guerra del Anillo perdió a su hijo, nombrando antes de morir como sucesor a su sobrino, Éomer. Ambos personajes han perdido un hijo y, de alguna manera, son víctimas del poder de la Sombra; si bien Théoden cae ante los consejos de Grima y no obstante por el hechizo de Saruman… Denethor lo hace al sucumbir toda esperanza al ver las imágenes de la Palantir. Sus hijos, retomando el hecho de que al fin y al cabo son sociedades inspiradas en la Edad Media, serían los sucesores al trono y no obstante la esperanza. Sin embargo, sí existe esa esperanza después de todo, para Théoden en su sobrino Éomer al que jamás acepta del todo hasta bien entrada la trilogía… y Denethor, con su hijo Faramir, del que espera muy poco y al final entiende que quiere mucho justo antes de morir. Ambos viven en la decadencia de reinos que de alguna manera, tal y como ocurrió en los tiempos de Tolkien, han derrumbado los pilares de la sociedad e intentan continuar adelante… esto los hace vulnerables ante los ataques de Sauron y Saruman. Pero, Théoden es sanado y renueva sus esperanzas… utiliza sus últimas fuerzas para luchar, si bien desesperadamente pues en su interior hay un miedo que de alguna manera le dice que su fin está próximo, contra la Sombra.

Tanto para Denethor como para Théoden no queda nada en sí… llegan a un punto en que todas sus esperanzas se han perdido… sin embargo vemos dos tipos de solución al “nihilismo” si lo podemos llamar así, producido por la desesperanza: la primera tomada por Théoden que es renovar los valores, metáfora del saneamiento por Gandalf, y luchar contra las sombras (que en su caso mucho tiempo han vivido en su interior eclipsando su voluntad y libertad); o bien hacer como Denethor y sucumbir tomando el camino más fácil, la inmolación. De otra manera, hay que ver cómo llegan a ese punto: Théoden por mentiras y argucias de un consejero ladino y Denethor, por intentar vencer a una voluntad superior confiando su esperanza a la Palantir. En el caso de Théoden podríamos verlo claramente representado por la corrupción de muchos sistemas políticos, en el que muchos líderes que realmente son justos y buscan lo mejor para su reino acaban siguiendo los consejos de funcionarios que ansían poder y otros fines no tan dignos; aunque paralelamente hablaríamos de Grima como el personaje (algo típico) en las novelas caballerescas y medio paganas de la Edad Media, donde el consejero suele conspirar contra su rey.

Por el contrario, en el caso de Denethor, aunque el caso es parecido al del rey de Rohan, es como quien actualmente (cualquiera de nosotros) se dejara llevar por los medios de comunicación, quienes tan sólo nos ofrecen una visión parcial y subjetiva de la realidad, aunque prime la objetividad y veracidad de la información… es decir, cuando Denethor ve las tropas de Mordor, el inminente ataque sobre Gondor, los velámenes negros, o el Mediano preso que ha fracasado en su misión… son justamente las malas noticias que uno lee cuando mira los titulares del periódico, grandes accidentes que conmueven a la humanidad… pero… ¿olvida Denethor que Isengard es derrotado, Rohan acude en su auxilio, que Aragorn y compañía han triunfado con el ejército de los Muertos o que el Anillo no ha sido tomado por el Enemigo sino que está en manos de otro Mediano?... Sauron, un Maia, de alguna manera corrompe con una voluntad superior, la voluntad del señor, a la voluntad del “sabio” que intenta de alguna manera utilizar la piedra vidente… Denethor es aquélla persona sabia que de alguna manera, aún cuando sabe que es posible la victoria y sabe las respuestas, necesita que se las digan y comete la temeridad de enfrentarse al Enemigo por sí solo. De otro modo, representan a personajes de la literatura: Théoden es cual Ródgar en la aventura de Beowulf, y Denethor de algún modo es como el personaje del Rey Lear de W. Shakespeare. Tolkien, profesor de literatura y lengua inglesa (antiguas) durante mucho tiempo, leyó infinidad de libros y obras anglosajonas y nórdicas que despertaron un interés por las antiguas mitologías… e inspirado por éstas consiguió “reescribir” una historia para Inglaterra. ¿No pudiere tomarse el mundo de los Hombres como las dos mitades de la sociedad en la que vivió Tolkien? Bien el pasado con Rohan y los caballeros que podrían haber triunfado en la Batalla de Hastings y por tanto, lo que hubiera supuesto el triunfo de Inglaterra y la evasión a ser víctimas de un afrancesamiento; bien la sociedad de Gondor (aunque imposible hacer una alegoría expresamente indicado por el autor) pudiera ser la sociedad moderna en la que vivía, enfrentada ahora a males mayores tales como las guerras mundiales, depresiones económicas, etc.

De ese modo Tolkien “crearía” un “Enemigo” a la altura de cada “momento histórico”; es decir, un mago corrupto (algo muy pagano) para vencer al antiguo pueblo inglés todavía debatido entre lo pagano y lo cristiano… y bien un ser más espiritual, un Mal sin nombre o forma (pues en el siglo XIX el Mal se caracterizó por no tener cara) que confunde el interior de los hombres… como un presagio de la decadencia de un pueblo que inevitablemente se enfrentará a su peor mal: ellos mismos… unos contra otros la humanidad enfrentada en grandes contiendas. Retomando a los personajes, veamos su final: Théoden muere aplastado por su caballo en el campo de batalla, logrando gestas tan importantes como sus antecesores, confiando su reino a Éomer… mientras que Denethor muere inmolado en el fuego, aceptando la valentía de Faramir. Ambas muertes responden a la tradición anglosajona y nórdica; en el campo de batalla se recordará como un héroe de leyenda, que irá al cielo y estará en la compañía de sus antecesores… (Y luego el funeral recibido por los hombres de Rohan típico de la tradición del pueblo anglosajón); mientras que Denethor, cual los antiguos reyes del pasado, se inmola en una pira para él y sus familiares… (Esto es algo presente en la obra de Tolkien desde el principio de las edades de los hombres), porqué responde a una antigua tradición, si puede recibir ese nombre, de los antiguos reyes corruptos que envilecidos viendo su fracaso se suicidaban. Respecto al tema del Anillo, Théoden conoce por Gandalf lo necesario e igualmente no cuestiona nada acerca de la misión, es algo que para él no tiene importancia; mientras que Denethor ve que es una temeridad enviar a un Mediano a Mordor solo, para destruir el Anillo y piensa que sería mejor guardarlo en secreto en Minas Tirith y usarlo solo en el caso de extrema necesidad. É ahí donde hallaríamos el sentido de las palabras del actor John Noble. Por tanto, para concluir podemos ver que son el resultado de la desesperación y el desanimo, de esa destrucción de los valores que el pueblo inglés a la larga fue adquiriendo para sí… y sin embargo, a la par, los caminos que toma la humanidad ante los problemas: luchar por conseguir lo que uno quiere o bien rendirse y acabar por cometer locuras. Por lo tanto, son los dos lados humanos de ver la realidad.

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